Aficiones

Una pasión que traspasa fronteras

Un día con un bético adrianense que vive la eliminatoria del playoff de ascenso a Primera RFEF como algo más que fútbol

El Betis Deportivo celebra el triunfo con sus aficionados. Fuente: Héctor Sanz
Héctor Sanz de Siria Rodero Héctor Sanz de Siria Rodero

Ser bético es más que apoyar a un equipo; es abrazar una forma de vida, una identidad forjada en los colores verde y blanco. Para Rubén -y muchos como él-, cada partido es una experiencia única que va más allá del deporte. Sin importar el nivel o la categoría. Es la ocasión para compartir cánticos y vivir momentos de pura adrenalina y emoción. La pasión que se siente en las gradas, la conexión con otros aficionados y el orgullo de ver a su equipo triunfar, reflejan el profundo amor y dedicación que define al verdadero hincha bético. Este reportaje sigue el día a día de Rubén, mostrando cómo el fútbol une corazones y traspasa fronteras.

El vibrante partido de vuelta en la eliminatoria por el ascenso a Primera RFEF entre el C.E. Europa y el Real Betis Deportivo fue el motivo perfecto de muchos béticos para volver a alentar y defender sus colores. Entre estos aficionados verdiblancos destaca Rubén Cabrera, residente en Sant Adrià de Besòs, que vivió una jornada emotiva, llena de ilusión, reencuentros y euforia.

Camino al Nou Sardenya

Era una mañana de domingo, el sol apenas había salido, pero el calor ya abrasaba apenas entrada la primera hora de la mañana. En Sant Adrià de Besòs, Rubén Cabrera, un ferviente seguidor del Real Betis, se despertó llenó de entusiasmo. Se preparó con la misma rutina que sigue cada vez que juega su equipo: vistió su camiseta verdiblanca, se aseguró de llevar su bufanda y, por supuesto, no olvidó la bandera del Betis que siempre lo acompaña.

A media mañana, Rubén salió de su casa y se dirigió al estadio del C.E. Europa, el Nou Sardenya. Durante el trayecto, su mente estaba ocupada en el posible desenlace del partido. “Hoy es un día decisivo”, decía mientras subía al metro. Y es que el Betis Deportivo, con la eliminatoria encarrilada tras el 2-0 de la ida en la Ciudad Deportiva Luis del Sol, estaba a tan solo una victoria de llegar a la ronda final del ascenso a la Primera RFEF, la tercera mejor división de España.

Momento de reencuentros

Al llegar a las inmediaciones del estadio, unos colores sobresalían de los demás. Todos los aficionados béticos estaban presentes en un bar, reunidos y conversando como si de familiares se trataran. Poco tiempo estuvo ahí, pues la multitud bética puso rumbo a la grada del Nou Sardenya.

Ahí, entre la multitud, Rubén se reencontró con Eric, un conocido suyo de Barcelona, que también es un apasionado bético. Ambos se conocen desde hace años, y han compartido algún desplazamiento juntos. Al verse y tras un cálido abrazo,  Eric afirmó con una sonrisa que “no podía perderme este partido, nos jugamos mucho hoy”.

Los locales, conscientes de su necesidad de lograr la victoria, salieron al partido con más intensidad que su rival. Tuvieron la oportunidad de adelantarse con un penalti en el minuto 15, pero el delantero Javi Eslava mandaba el balón al palo. Aun así, el Europa no se vino abajo, y en el minuto 30 lograba abrir la lata con un tanto de Pablo Servetti.

La respuesta bética no se hizo esperar, y tan solo siete minutos después el canterano Jesús Rodríguez empató con algo de fortuna, aprovechando un error defensivo del Europa. Rubén, algo nervioso, destacaba al descanso que “estamos jugando bien, pero necesitamos ser más contundentes en ataque”. Algo que Eric confirmó, añadiendo que “la defensa también debe estar atenta”.

Juego, set y partido

En la segunda mitad, tras unos minutos de dominio local, el Betis Deportivo comenzó a encontrarse cómodo y dominar el juego. Los cánticos de los verdiblancos no cesaban, menos aún cuando el bético Yanis Senhadji anotaba el 1-2 en el minuto 67, y más tarde con el gol de Marcos Fernández en el descuento que selló la victoria. Cuando el colegiado pitó el final, la grada visitante estallaba y se desataba la locura. Todos los jugadores y el cuerpo técnico del Betis se acercaban a sus fieles seguidores, celebrando con ellos, firmando autógrafos y haciéndose fotos.

El regreso a casa fue un desfile de sonrisas. Rubén, todavía con la adrenalina del partido, comentó: “Ya estamos a un paso. Hemos sufrido, sobre todo en la primera parte, pero estamos cerca”. El adrianense además mostró sus ganas de repetir un momento como hoy, pues hay opciones de que los suyos se enfrenten en la ronda final a un equipo catalán. “Espero que salga un equipo de aquí, si puede ser el Sant Andreu, que Lleida queda muy lejos”. Algo que no ocurrirá, pues ambos conjuntos fueron eliminados el mismo domingo por la tarde.

Vuelta a la normalidad

En un día que quedará grabado en la memoria de Rubén y de todos los seguidores verdiblancos, el Betis no solo logró una victoria deportiva, sino que reafirmó la importancia de la pasión y el compromiso en el mundo del fútbol. La emoción y la entrega de cada uno de sus aficionados reflejaron la capacidad de este deporte para unir a personas de diferentes lugares y culturas bajo una misma bandera.

Así, Rubén Cabrera volvió a su rutina diaria, pero con el corazón lleno de orgullo y satisfacción. La pasión por el Betis crea vínculos, momentos inolvidables y conexiones que traspasan la distancia geográfica. En cada cántico, en cada abrazo compartido, se encuentra la esencia misma de lo que significa ser bético: una familia unida por el amor al club y la emoción de vivir cada partido como si fuera el último.

Héctor Sanz de Siria Rodero

Estudiante de periodismo. Amante del cine y del deporte, especialmente del baloncesto. En un futuro me gustaría ser periodista deportivo.